22/2/12

10.


He comprobado que los que más hablan de la muerte buscando consolación son los que más la temen con desesperación. Es una actitud muy propia de clérigos. Incapaces de aportar ningún elemento nuevo que pudiera demostrar algo que la materia ya se encarga de probar ordinariamente con contundencia, repiten siempre los mismos lugares comunes. Su patetismo, remitiendo siempre a ciertas cartas de aquel farsante que dicen que tuvo su caída del caballo, es penoso. Recuerdo cierta conversación en un entierro reciente. Como tras la ceremonia obligada se suscitara un pequeño y distendido debate sobre la cuestión ad hoc, uno de los hijos del fallecido, fracamente posicionado en su ironía dijo: porque, a ver, ¿qué es lo que hay después de la muerte? Y el más viejo del grupo de conversadores le respondió en tono jocoso: lo mismo que antes de la vida. Francamente, el de la caída del caballo habría pinchado en hueso con esta gente.  

1 comentario:

  1. Hay algunos filósofos que dicen que San Pablo era un picha corta y por eso el cristianismo es como es. Ojalá lo hubiera inventado la Magdalena y San Juan y no ese de la espada y el tío de las llaves: el cristianismo magdaleniense sería más humano, seguro.

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