19/4/12

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No somos ilimitados. Nadie. Hay que ser conscientes de ello. Pero tampoco conviene limitarse sin medir las distancias hacia un proyecto o un objetivo. Las emociones son un extraordinario acicate para el intento. También pueden ser un caballo desbocado que nos desvíe hacia lo imprevisto. No obstante, prefiero el riesgo de una cabalgada salvaje a la aquiescente conducción de asnos a que nos someten las formas y estilos de vida al uso.  



2 comentarios:

  1. Me alegra saber que no somos ilimitados, y mas aun que algunos no lo sean, pues abundan en demasía los individuos a los que haces alusión y rehúyes ...
    Saludos.

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