29/6/12

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Cuando las tertulias se llenaban de vapores y los proyectos se elevaban hasta lo que diera de sí la euforia del grupo, Nazario lo soltaba: soñáis con sueños. Esta aparente redundancia nos hacía bajar de las nubes. Y, lo que era peor, se hacía el silencio. Y en ocasiones la tristeza. Las verdades penden siempre como espadas flamígeras. Algunos acaban exterminados.




3 comentarios:

  1. Pocas cosas más ciertas... Demasiados exterminios. O exterminados por los sueños que soñaban. Demasiados.
    JL

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  2. Coincido con el anterior. Mis respetos. A usted, por supuesto,

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  3. Bueno, en rigor, el Sentido hay que construirlo y los sueños muchas veces sirven para ello. Es cierto que la tristeza puede aparecer cuando la ficción de la vida se hace tan palpable. Pero, siento, el exterminio o el autoexterminio se produce cuando se estanca o finaliza esa construcción del Sentido que es ineludible para sostener la existencia.
    Bonita imagen esta de las espadas flamígeras!
    Un fraterno abrazo!

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