16/9/12

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El embuste lo llevamos pegado a la piel. Además nos rodea. Además nos acosa. Mínimo pero necesario y exigible (autoexigible) esfuerzo: distinguir, intuir, deslindar. Y no necesariamente casarnos a la primera de cambio con lo que se nos ofrece. Si la vida es mercado y el mercado, según escribe Robert Burton en su Memoria de la melancolía, es un lugar donde se engañan unos a otros, una trampa, conviene mantenernos en guardia. Vigilar no es cerrarse. El pensamiento y la capacidad de discernimiento es una ventana, una herramienta, una garantía de autodefensa. ¿Lo utilizamos con acierto? O como se dice ahora, ¿los rentabilizamos como sistema personal?



1 comentario:

  1. Estaría bien quitarnos capas y capas que llevamos, efectivamente, pegadas a la piel. Desnudarse, limpiarse, que sería tanto como dejar de ser humano por horas.

    ¿Memoria de la melancolía? Para mí es un diario de María Teresa León, la primera mujer de Alberti.

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