8/12/12

386.




Las aspiraciones personales son con frecuencia tan confusas como equívocas. Esa sensación de vivir como si hubiéramos caído por casualidad en el mundo  -¿acaso no ha sido así?-  sin saber ni lograr ubicarnos del todo. Siempre dejándonos llevar según la corriente cuando no arrastrados contra las rocas. Donde el margen de la voluntad es limitado y se paga un precio grande  -a veces definitivo-   para que la voluntad se adecue a las circunstancias y se traicione en sus objetivos.




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